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¿Cuáles son los síntomas de COVID-19?

 



La enfermedad bautizada por la OMS como COVID-19, una especie de neumonía (se la empezó a conocer también como neumonía de Wuhan), puede presentarse mediante diferentes síntomas, fundamentalmente fiebre, tos seca y malestar general o fatiga. En algunos pacientes también se han referido dolores y molestias, congestión nasal, secreción nasal, dolor de garganta, alteraciones digestivas o diarrea, o pérdida repentina del olfato y el gusto (según un estudio publicado en European Archives of Oto-Rhino-Laryngology), dolor de cabeza, conjuntivitis, e incluso erupciones cutáneas o cambios de color en los dedos de las manos o los pies. Todos estos síntomas suelen ser leves e iniciarse de manera gradual. En algunos casos –los más graves– el paciente de COVID-19 puede manifestar problemas respiratorios (disnea o dificultad para respirar), especialmente tras haber tenido contacto directo cercano con alguien que estaba enfermo) o bien, como ocurría en los inicios de la pandemia, después de haber viajado a Wuhan (China) o otras regiones en riesgo alto (Corea del Sur, norte de Italia, Japón, Irán o Singapur). Como indica la OMS, las personas con fiebre, tos seca y dificultad para respirar bien,para hablar o moverse deben solicitar atención médica inmediata.

La mayoría de los pacientes –sobre todo niños y adultos jóvenes– (el 80%) experimenta una enfermedad leve, y el otro 20% suele requerir atención hospitalaria, ya que aproximadamente el 14% experimenta una enfermedad grave, y el 5% ha enfermado de manera más severa. En esos casos más graves, la infección puede causar neumonía, síndrome respiratorio agudo severo, insuficiencia renal, sepsis e incluso la muerte. Existe también una fuerte sospecha, apuntada por diversos pequeños estudios, que indica que podría haber individuos infectados asintomáticos.

La infección por SARS-CoV-2 tiene un periodo de incubación de entre uno y 14 días, en los que el paciente no siempre presenta síntomas (de ahí la dificultad para controlar su transmisión), y puede afectar a personas de cualquier edad, aunque parece que las más vulnerables a presentar síntomas graves o a fallecer por su causa son los adultos –el 70% de los afectados hasta ahora son mayores de 40 años, según la OMS–, especialmente mayores de 60 años, que padecen patologías previas (diabetes, hipertensión, cáncer, patologías cardíacas o pulmonares), o personas con el sistema inmune debilitado.